FTX: El imperio de las ilusiones y el mayor fraude criptográfico

Los clientes de la bolsa de criptomonedas en quiebra FTX han empezado a recibir sus pagos. Sin embargo, esto no es más que el epílogo de una de las catástrofes financieras más notorias del sector de las criptomonedas. La historia de FTX no es sólo la del auge y caída de una gran bolsa, sino también la de un escándalo que afectó a millones de inversores de todo el mundo.
Cómo Sam Bankman-Fried construyó su imperio de criptomonedas
A finales de 2017, Sam Bankman-Fried, de 25 años, cofundó Alameda Research, una pequeña empresa de trading que sentó las bases de su futuro imperio de criptodivisas. La empresa albergaba a un equipo diverso de operadores que trabajaban las veinticuatro horas del día analizando los mercados -tan intensamente que algunos incluso se duchaban en el gimnasio del edificio de cuatro plantas donde la firma tenía su sede-.
Poco después, Bankman-Fried trasladó Alameda a Hong Kong, una de las pocas regiones donde el comercio de criptomonedas no estaba regulado. El negocio principal de Alameda era el comercio de arbitraje: comprar Bitcoin y otras criptomonedas en una parte del mundo y venderlas en otra a un precio más alto, beneficiándose de la diferencia.
Al igual que las empresas tradicionales de Wall Street, Alameda empleaba métodos de negociación cuantitativos, basándose en modelos matemáticos y algoritmos. Una parte clave de su estrategia era el uso agresivo del apalancamiento, que permitía a la empresa operar con fondos prestados y amplificar los beneficios potenciales.Sin embargo, a medida que crecía la competencia y los fondos de cobertura entraban en el mercado del criptoarbitraje, los beneficios empezaron a reducirse. Fue entonces cuando Bankman-Fried tuvo una idea: ¿por qué no crear una bolsa de criptodivisas que no solo generara ingresos, sino que también mantuviera la liquidez de Alameda? Y así, en 2019, nació FTX.
Desde el principio, FTX se posicionó como un intercambio innovador con herramientas sofisticadas, alta liquidez y condiciones comerciales favorables. Bankman-Fried promovió agresivamente la plataforma, asegurando asociaciones y cultivando su reputación como visionario en el espacio cripto. Los inversores confiaron en su carisma y perspicacia empresarial, invirtiendo miles de millones en FTX. Pero detrás de esta fachada pulida había un complejo y dudoso esquema financiero.
Entre bastidores, Alameda Research y FTX operaban como una sola entidad. Alameda tenía acceso privilegiado a los datos de la bolsa, podía utilizar libremente los activos de los clientes y manipulaba el mercado en su propio beneficio. Esta estructura sentó las bases del colapso final.
Cómo Alameda y FTX se beneficiaron de tokens oscuros
Uno de los elementos clave del fraude era un esquema que implicaba criptomonedas oscuras. Bankman-Fried aprovechó su influencia para inflar artificialmente los precios de los criptoactivos. Alameda Research adquiría tokens antes de su cotización oficial en FTX, tras lo cual la bolsa los promocionaba intensamente. A medida que los inversores minoristas se precipitaban, la demanda se disparaba, y Alameda cobraba en el punto álgido, obteniendo enormes beneficios.
En esencia, se trataba de una versión a gran escala del clásico esquema de "bombeo y descarga", una manipulación coordinada de precios diseñada para ventas rápidas. Naturalmente, estas actividades son ilegales, y los implicados en estas plataformas comerciales tuvieron que responder de sus actos.
El espectacular colapso
En noviembre de 2022, FTX se declaró abruptamente en quiebra. La crisis comenzó con una filtración que revelaba que una parte significativa de los activos de FTX pertenecían en realidad a Alameda Research, en lugar de a los clientes de la bolsa. Periodistas e inversores sospecharon que FTX estaba utilizando fondos de clientes para financiar su empresa de negociación. El pánico se extendió rápidamente y los usuarios se apresuraron a retirar su dinero.
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Cuando quedó claro que FTX no tenía liquidez, la bolsa dejó de procesar retiradas. Los reguladores estadounidenses respondieron inmediatamente, iniciando una investigación que dejó a millones de inversores sin nada.
Los cargos contra Bankman-Fried y la dirección de FTX
Sam Bankman-Fried se convirtió en la figura central de un caso judicial de gran repercusión. Los fiscales estadounidenses le acusaron de fraude, blanqueo de dinero y conspiración para engañar a clientes. Salieron a la luz detalles de sus tramas: uso no autorizado de activos de clientes, transacciones ocultas y compras millonarias de inmuebles.
Varias figuras clave de la dirección de FTX y Alameda Research desempeñaron papeles decisivos. Caroline Ellison, ex consejera delegada de Alameda Research, admitió el fraude y testificó contra Bankman-Fried. Reveló que Alameda no sólo hizo un uso indebido de los fondos de los clientes de FTX para realizar operaciones, sino que ocultó deliberadamente la verdadera situación financiera de la empresa.
Gary Wang, cofundador de FTX y director técnico, también se declaró culpable y confirmó que Bankman-Fried había alterado deliberadamente el código de la bolsa para dar a Alameda condiciones privilegiadas de negociación. Nishad Singh, un alto ejecutivo, confesó haber participado en transferencias ilícitas y transacciones fraudulentas.
Algunos miembros clave de la dirección de FTX y Alameda cooperaron con las autoridades, prestando testimonio contra Bankman-Fried, lo que empeoró aún más su situación legal. En 2023, fue declarado culpable y, en 2024, Bankman-Fried fue condenado a 25 años de prisión y a pagar una multa de 11.000 millones de dólares, una de las sentencias más duras de la historia de la delincuencia financiera.
La reestructuración de FTX y el futuro de la bolsa
Tras el colapso de FTX, un equipo de gestión nombrado por el tribunal de quiebras comenzó a reestructurar los activos de la bolsa. El objetivo principal era devolver los fondos a los clientes y reorganizar los activos restantes. En 2024, se presentaron propuestas para un posible relanzamiento de FTX como plataforma regulada bajo una nueva dirección.Los inversores y analistas siguen mostrándose escépticos ante estos planes, ya que restablecer la confianza en la marca FTX es un reto inmenso. No obstante, el proceso de recuperación de activos y resolución legal podría sentar un precedente para futuras regulaciones de bolsas de criptomonedas.