Recursos a cambio de libertad: ¿cuánta electricidad consume Bitcoin?

El consumo de energía de Bitcoin sigue creciendo a un ritmo constante. En 2021, el principal activo digital utilizó 89 TWh de electricidad. Hoy en día, esta cifra ha aumentado a 138 TWh. Pero, ¿es algo de lo que preocuparse?
Según el Cambridge Centre for Alternative Finance (CCAF), la minería de Bitcoin consume actualmente alrededor de 138 TWh de electricidad, lo que equivale aproximadamente al 0,54% del consumo mundial de energía.
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El informe señala que el 52,4% de la electricidad utilizada procede de fuentes sostenibles, como la energía hidroeléctrica (23,4%), la energía eólica (15,4%), la energía nuclear (9,8%), la energía solar (3,2%) y otras fuentes renovables (0,5%). El resto son combustibles fósiles, con el gas natural dominando con un 38,2%.
Para entender cómo ha cambiado el consumo de energía de Bitcoin, es esencial echar un vistazo a los informes anteriores de la organización.
Primeros informes de la CCAF
La CCAF estimó por primera vez el consumo de energía de la red Bitcoin en julio de 2019, cuando lanzó el Cambridge Bitcoin Electricity Consumption Index (CBECI), una herramienta en línea que proporciona estimaciones en tiempo real del uso anual de electricidad de la red. La herramienta despertó interés, y muchas organizaciones comenzaron a utilizarla para evaluar el impacto ambiental de Bitcoin.
Con el tiempo, se hizo evidente que las estimaciones eran inexactas. En agosto de 2023, la CCAF actualizó la metodología del índice, reconociendo que las estimaciones anteriores habían sobrestimado el consumo de energía de la red. La actualización mejoró la precisión al tener en cuenta la eficiencia de los nuevos equipos de minería y otras variables.
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Por ejemplo, el modelo original estimaba el consumo de Bitcoin en 104 TWh en 2021, pero los datos revisados lo rebajan a 89 TWh. Del mismo modo, la estimación para 2022 cayó de 105,3 TWh a 95,5 TWh tras la actualización de la metodología.
El impacto del crecimiento energético de Bitcoin
Como vemos, el consumo energético de Bitcoin ha pasado de 89 TWh a 138 TWh en los últimos tres años. La primera cifra es comparable a la de Chile (88 TWh) y Colombia (89 TWh), mientras que la segunda iguala el consumo de Noruega (135 TWh) y Suecia (137 TWh). Debido a este "consumo excesivo de energía", Bitcoin lleva tiempo en el punto de mira de Greenpeace y otros defensores del medio ambiente.
A primera vista, puede parecer excesivo: un derroche de electricidad. Pero eso cambia cuando se compara con otros sectores. Por ejemplo, el sector industrial consume la mayor parte de la electricidad mundial (10.300 TWh). Le siguen el sector residencial (6.540 TWh) y los servicios comerciales y públicos (5.150 TWh).
En cuanto a las finanzas, un informe de 2021 de la empresa minera Galaxy Digital mostraba que los bancos (264 TWh) y la minería de oro (240 TWh) superaban significativamente al Bitcoin en consumo de energía.
Además, el sector de la inteligencia artificial ha crecido rápidamente en los últimos años. La Agencia Internacional de la Energía (AIE) estimó que los centros de datos de IA utilizaron alrededor del 1,5% de la electricidad mundial en 2024 (415 TWh).
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El caso de Bitcoin
El elevado consumo energético de Bitcoin no es intrínsecamente malo: no es ni mucho menos el sector que más energía consume del mundo. Además, la red depende en gran medida de la "energía verde". Según el último estudio de la CCAF, la proporción de energía sostenible utilizada por Bitcoin ha aumentado hasta el 52,4%, frente al 37,6% de 2022.
Los beneficios de Bitcoin superan con creces los recursos que se gastan en él. Su arquitectura única proporciona un nivel de seguridad y fiabilidad sin precedentes para las tenencias de BTC. A diferencia de los sistemas financieros tradicionales, en los que la inflación o las decisiones políticas pueden devaluar el dinero, Bitcoin se rige por una emisión matemáticamente fija que no puede alterarse.
Mientras que las monedas fiduciarias pierden poder adquisitivo con el tiempo, Bitcoin ha demostrado crecimiento y resistencia a largo plazo. Sus algoritmos están diseñados para crear escasez con el tiempo, lo que la hace cada vez más atractiva para los inversores. La energía empleada en asegurar la red garantiza que esta escasez sea real y que las transacciones sean inmutables y definitivas.
Por eso Bitcoin no debe juzgarse únicamente por los kilovatios-hora que consume. Se ha convertido en una alternativa fiable al dinero tradicional: ofrece acceso abierto, gran seguridad y reglas transparentes. Y eso vale cada pizca de energía que consume.