El índice del dólar se debilita por tercer día en un rango estrecho a pesar de los datos alentadores del ISM

Esta semana, el índice del dólar estadounidense (DXY) se encuentra atrapado entre fuerzas contradictorias: suavización de los rendimientos a corto plazo, reafirmación de los tipos a largo plazo y datos económicos mejores de lo esperado.
El resultado es un mercado falto de convicción, lo que se refleja en tres sesiones bajistas consecutivas que aún no han logrado salir de un rango de negociación limitado entre 99 y 100 puntos.
El lastre más notable para el impulso del dólar procede del mercado de renta fija. El rendimiento del Tesoro estadounidense a 2 años, barómetro clave de las expectativas de la política monetaria de la Reserva Federal, cayó un 0,70%, hasta el 3,81%, rompiendo una racha de tres días de subidas. Este retroceso sugiere una creciente indecisión sobre el endurecimiento a corto plazo de la Reserva Federal. En cambio, el rendimiento a 10 años sigue siendo elevado y se mantiene estable en torno al 4,36%. Esta divergencia en la curva de rendimientos complica la trayectoria del dólar.
Dinámica del precio del DXY (abril - mayo de 2025). Fuente: TradingView
Esta incertidumbre se refleja en el comportamiento de la cotización del DXY. El martes, el índice abrió en 99,43, probó brevemente la resistencia de 99,7 durante la sesión asiática, pero desde entonces ha caído hacia 99,10. Técnicamente, las lecturas del RSI en múltiples marcos temporales se encuentran en territorio negativo, lo que sugiere que el impulso bajista es evidente, por lo tanto, un tercer cierre diario bajista consecutivo reforzaría este sesgo técnico.
La respuesta del índice del dólar estadounidense es débil, mientras que los rendimientos de los bonos divergen por la incertidumbre política.
A la indecisión se suma la caída del volumen. Desde el comienzo de esta semana, la actividad comercial se ha debilitado gradualmente, lo que indica que los operadores dudan en comprometerse hasta que surja un motor macroeconómico más claro. La calma de las cotizaciones refleja un mercado a la espera de un catalizador que desbloquee la situación.
Sin embargo, las perspectivas bajistas no están exentas de posibilidades contrarias. Los últimos datos del PMI de servicios del ISM de abril sorprendieron al alza, al subir a 51,6 frente al 50,8 de marzo. Estos datos económicos más sólidos podrían sentar las bases para un repunte del dólar, especialmente si las próximas lecturas de inflación o las cifras de empleo mantienen una fortaleza similar.
Por el momento, el DXY cotiza en una zona de compresión, encajonado entre el soporte de 99 y la resistencia de 99,7. Una ruptura limpia por debajo de 99 probablemente aceleraría la caída del dólar. Una ruptura limpia por debajo de 99 probablemente aceleraría la debilidad a corto plazo, mientras que un movimiento por encima de 99,7 hacia la marca de 100 tendría que ser apoyado por una renovada confianza en la trayectoria de la política de la Fed o un resurgimiento de los flujos de capital.
El DXY repuntó de 99 a 99,4 tras el intento fallido de la semana pasada de superar la barrera de los 100 puntos. El RSI mostró señales de desaceleración mientras los operadores esperaban los datos clave del PMI.